Todas las parejas coinciden en algunos puntos y no en otros, y esto también se ve en lo referente a sus encuentros sexuales. Estos, van más allá de las conductas tradicionales coitales y pueden involucrar a terceros, sexo manual, oral o anal, juegos sadomasoquistas y variantes que algunas parejas se permiten y otras, no. Creo que lo importante en cada pareja es acordar sobre lo que cada uno permite, en cuanto a conductas y fantasías sexuales.
¿Hay una frecuencia normal para las relaciones sexuales?
En la sexualidad, todos los rendimientos son buenos cuando uno está bien con la otra persona. No hay un “promedio” o “canon”. Hay parejas que son muy felices teniendo un encuentro sexual cada quince días, y otras lo hacen tres veces por semana. Lo que hay que hacer es consensuar.
¿Qué pasa cuando las frecuencias con las que cada uno quiere tener relaciones sexuales son diferentes?
Esto es lo que generalmente ocurre, y lo veo en la consulta. En la mayoría de los casos, es el hombre quien reclama una mayor frecuencia y la mujer lo desea, pero no con la misma periodicidad: a él le cuesta entender que ella no está rechazando la relación sexual en general, sino solo en ese momento. La frecuencia sexual marca una pauta de encuentro, cuando ambos han aprendido a negociar y tomar decisiones que contemplen las necesidades de ambos. No se trata de centralizar el problema en torno al número de relaciones que se tienen por semana, sino de lo que esas relaciones significan en términos de placer y satisfacción. La responsabilidad es obviamente de ambos, y representa el esfuerzo que cada uno hace por satisfacer las demandas y deseos de la pareja.
¿Disminuye el deseo con los años de convivencia?
Los primeros tiempos en las relaciones de pareja, suelen ser siempre recordados por la pasión de los encuentros sexuales. Una pareja que empieza a conocerse brinda todas las sorpresas del descubrimiento reciproco. La curiosidad no solo por el cuerpo sino también por la personalidad y las particularidades del otro, produce una fascinación única. Pero una de las características del sexo a medida que avanza el matrimonio, es que existe menos preocupación por la cantidad y se atiende más a la calidad. El problema es que muchas parejas ven este cambio como si algo anduviera mal, cuando la disminución de la cantidad es parte de un proceso normal.
¿La menopausia significa el fin de la actividad sexual para la mujer?
De ninguna manera. Si bien en algunos casos pueden aparecer dificultades, éstas pueden solucionarse con el tratamiento adecuado. La mujer que así lo desea tiene la posibilidad de seguir disfrutando del sexo hasta el final de su vida. Sin embargo, para las mujeres que nunca han disfrutado demasiado o para las cuales el sexo ha sido una carga, la menopausia es una buena excusa para dar por terminadas las relaciones sexuales. Aunque a muchas de ellas no les interesa modificar esta situación porque se sienten bien así, frecuentemente la expectativa de cambio está puesta en la satisfacción o requerimiento de la pareja. En las mujeres que han tenido una vida sexual satisfactoria y placentera es más difícil que surjan problemas. Cuando ésto ocurre suelen consultar en forma rápida.
¿Qué modalidades sexuales practican en realidad las parejas?
Hay una mayoría de parejas que realiza juegos sexuales manuales y orales, y, en menor medida, anales.
¿Qué valor tienen las fantasías sexuales en pareja?
Muchas veces, retroalimentan la sexualidad. En muchas parejas, a medida que pasa el tiempo, lo que era novedad ya no lo es y si se le agregan las rutinas del trabajo, los niños, las deudas, no hay romanticismo ni pasión sexual que resistan tanta presión y tanta familiaridad. Es ahí donde la aparición y el mantenimiento de las fantasías pueden ser una interesante manera de recuperar el erotismo. La fantasía sexual sirve, a veces, como el más penetrante de los afrodisíacos, desencadenando en nuestras cabezas el deseo sexual. Las escenas fantaseadas, si bien solo son excursiones de la mente, ayudan a encontrar excitación, aventura, autoconfianza y placer. De esa manera se recrean escenas que pasaron y armamos otras con cosas que deseamos pero no hacemos por no atrevernos o porque nos asustan; o porque simplemente queremos que permanezcan como fantasías. Alguna gente las tiene más desarrolladas y otros no.
¿Es bueno compartir las fantasías o es mejor guardárselas para uno?
Es más habitual que queramos mantener las fantasías en nuestra imaginación a que busquemos hacerlas realidad. Sin embargo, algunas parejas deciden hacer realidad algunas fantasías que comparten. En estos casos, es muy importante que se tenga en cuenta que jamás será lo mismo lo fantaseado a lo vivido. Otro punto muy importante es que una vez llevadas a la realidad, la fantasía suele perder su carga erótica, su magia.
¿Cuáles son las preferencias sexuales mas “conflictivas” en la pareja?
Los hombres suelen tener mayor preferencia por las relaciones anales. Y las mujeres no comparten esta preferencia. Al parecer, como la mucosa anal es mucho más ceñida que la de la vagina, para el que penetra, la sensación es más intensa y excitante. Además, tiene un sentido adjudicado desde la mitología machista, de sometimiento, por la postura y el hecho de estar en posición superior. En cambio, a la mayor parte de las mujeres, la relación anal no les produce placer. El varón llega fácilmente al orgasmo porque el conducto anal es más estrecho. Pero ellas tienen que ser estimuladas con la mano o autoestimularse, para alcanzar un orgasmo.
¿Cuáles son las preferencias de las mujeres?
Una gran mayoría de mujeres alcanza su orgasmo por estimulación, oral o manual, de su clítoris, haciéndolo por si misma o con su pareja. En cuanto a la penetración, suelen sentir mayor placer al estar ellas en posición superior encima del varón: ello se debe a que su clítoris roza sobre el hueso púbico masculino, lo cual resulta sumamente estimulante.
¿Qué pasa con el sexo oral?
Muchas mujeres alcanzan su orgasmo mediante sexo oral. Algunos varones sienten rechazo por los genitales femeninos o por los fluidos y piensan que son para penetrar y no para besar; algunas mujeres también suelen tener reticencias a hacer sexo oral al varón. El rechazo puede ser con una persona, por falta de higiene o por una aversión a los fluidos corporales que se da más allá de una pareja en particular. Si alguno de los dos rechaza esta práctica, es importante hablar y explicarle al otro que no es un rechazo a la persona, sino al acto en sí.
¿Las relaciones sin penetración son incompletas?
No, cualquier modalidad de relación sexual es completa si satisface a ambos. Muchas personas tienen la creencia de que todo encuentro sexual debe acabar con la penetración vaginal. Sin embargo, la sexualidad es mucho más abarcativa como para limitarla únicamente al coito. Son numerosas y variadas las formas de dar y recibir placer: los juegos, la masturbación, las palabras, las caricias, los besos, los juguetes y los masajes eróticos son algunas de las posibilidades de vivir una experiencia sexual que puede o no culminar en penetración.
Por supuesto que existen muchas otras preguntas que las parejas se hacen y, en la consulta, me hacen. Lo importante es saber que así como la pareja hablara sobre sus hijos, sobre el dinero, reviste la misma importancia hablar sobre su sexualidad. Seguramente llegaran a negociar pero cuando cada uno haya sido capaz de exponer sus necesidades y preferencias.
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