sábado, 27 de agosto de 2011

Crecen las consultas por pene pequeño En el campo de la sexualidad masculina

En el campo de la sexualidad masculina hay una pregunta más que recurrente: el tamaño, ¿importa? Más allá de los debates frívolos alrededor del tema, y de las múltiples respuestas otorgadas por el sexo opuesto, esta duda va más allá de cualquier mito o creencia popular    Entremujeres | Un estudio reciente realizado por especialistas italianos demostró que cada vez son más los hombres que acuden a un médico por problemas de pene pequeño, pero que más del  80% de esas consultas no tenían ninguna razón real. Es decir, son muchos los hombres que visitan a un sexólogo o urólogo porque consideran que poseen un pene pequeño, cuando en realidad la medida de su miembro está dentro de los límites de lo que se considera “normal”.

Andrés Vázquez, del Departamento de Urología del Instituto Médico Halitus, confirma que “una preocupación reiterada, en algunas ocasiones hasta obsesiva, de muchos pacientes que concurren a la consulta es el tamaño de su pene. La mayoría de los varones que llegan al consultorio angustiados tienen una imagen distorsionada de su pene, ya que luego de examinarlos cerca del 90% tiene un tamaño normal”. Según las estadísticas, la preocupación por el tamaño se da a lo largo de varias etapas de la vida. Las comparaciones comienzan desde la niñez, y el problema se profundiza con el comienzo de la actividad sexual.

En cuanto a tamaño se refiere, los especialistas coinciden en que la diversidad complica la estandarización. En líneas generales el tamaño medio del pene en erección es de aproximadamente 15 centímetros de largo y de 12 de circunferencia. Vázquez avisa que “es importante la correcta medición del pene en erección. La medida se toma desde la base del pene apretando  sobre el hueso del pubis hasta el meato uretral, la punta el pene”.

Las preocupaciones masculinas por el tamaño del pene,  y las frecuentes consultas están relacionadas con un patrón social muy distorsionado. “Durante años nos han inculcado que el pene es símbolo de virilidad por excelencia. De ahí la lógica de la preocupación”, afirma Vázquez.  Sin embargo, esta falsa percepción no siempre es corregida por el consejo de un médico. Muchos hombres viven a la sombra de lo que consideran un pene pequeño, lo cual genera muchos trastornos en la vida cotidiana. Los más comunes se relacionan con el comportamiento social. La inseguridad a la hora de acercarse a una mujer, el miedo al ridículo a la hora de una relación sexual (lo cual lleva directamente a evitar la situación), o el evitar exhibirse desnudos en un vestuario, que redunda hasta en dejar de practicar deportes.  El propio Vázquez cuenta que “cada vez más jóvenes concurren a la consulta por este tema. Realmente es triste ver a un adolescente acomplejado por su pene no poder comportarse como el resto”.

Además de los complejos que generan estos errores de apreciación, existen trastornos ligados directamente con la sexualidad de la persona. Por ello es importantes acabar con ciertos mitos. La sexóloga Beatriz Literat explica que “un varón educado en la creencia de que la longitud o el grosor de su miembro es un elemento destacadamente importante para su sexualidad, descubre con la experiencia de que se trata de un mito sin ninguna validez”.

Se trata de aprender  que la importancia de la sexualidad no está dada por el tamaño, mucho menos cuando existe un error en su apreciación. “La sexualidad no es solamente genital. Interviene todo el cuerpo, la mente y las emociones. Existen pacientes que vienen a la consulta preocupados y que por medio de un adecuado tratamiento aprenden a disfrutar mejor de su sexualidad, y de otros aspectos sociales de su vida”, cuenta Literat.

Los médicos insisten en que, para casos en los que efectivamente se está en presencia de este problema, existen varias alternativas que van desde procedimientos no invasivos, hasta cirugías. Sin embargo, todos coinciden en que la clave está en la verdadera conciencia sobre el tamaño del miembro, y en poder ver la realidad con los ojos adecuados, y no con los lentes de modelos sociales erróneos.

Consejos

1) Consultar a un urólogo o un sexólogo. Teniendo en cuenta que muchas veces la apreciación es equívoca, lo mejor es ver a un especialista para evitar confusiones que magnifiquen el problema.

2)Evitar las comparaciones. Los mitos llevan a que las percepciones se alejen de la realidad.

3) Aceptar las condiciones naturales de cada uno e intentar vivir una vida sexual plena con ellas.

4) Abrirse al diálogo: la sexualidad se da entre dos personas. Dialogar con la pareja es la mejor forma de aprender a disfrutar y compartir los momentos íntimos con plena confianza y placer.

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martes, 23 de agosto de 2011

Las preguntas más comunes relacionadas al sexo




Todas las parejas coinciden en algunos puntos y no en otros, y esto también se ve en lo referente a sus encuentros sexuales. Estos, van más allá de las conductas tradicionales coitales y pueden involucrar a terceros, sexo manual, oral o anal, juegos sadomasoquistas y variantes que algunas parejas se permiten y otras, no. Creo que lo importante en cada pareja es acordar sobre lo que cada uno permite, en cuanto a conductas y fantasías sexuales.
¿Hay una frecuencia normal para las relaciones sexuales?
En la sexualidad, todos los rendimientos son buenos cuando uno está bien con la otra persona. No hay un “promedio” o “canon”. Hay parejas que son muy felices teniendo un encuentro sexual cada quince días, y otras lo hacen tres veces por semana. Lo que hay que hacer es consensuar.
¿Qué pasa cuando las frecuencias con las que cada uno quiere tener relaciones sexuales son diferentes?
Esto es lo que generalmente ocurre, y lo veo en la consulta. En la mayoría de los casos, es el hombre quien reclama una mayor frecuencia y la mujer lo desea, pero no con la misma periodicidad: a él le cuesta entender que ella no está rechazando la relación sexual en general, sino solo en ese momento. La frecuencia sexual marca una pauta de encuentro, cuando ambos han aprendido a negociar y tomar decisiones que contemplen las necesidades de ambos. No se trata de centralizar el problema en torno al número de relaciones que se tienen por semana, sino de lo que esas relaciones significan en términos de placer y satisfacción. La responsabilidad es obviamente de ambos, y representa el esfuerzo que cada uno hace por satisfacer las demandas y deseos de la pareja.
¿Disminuye el deseo con los años de convivencia?
Los primeros tiempos en las relaciones de pareja, suelen ser siempre recordados por la pasión de los encuentros sexuales. Una pareja que empieza a conocerse brinda todas las sorpresas del descubrimiento reciproco. La curiosidad no solo por el cuerpo sino también por la personalidad y las particularidades del otro, produce una fascinación única. Pero una de las características del sexo a medida que avanza el matrimonio, es que existe menos preocupación por la cantidad y se atiende más a la calidad. El problema es que muchas parejas ven este cambio como si algo anduviera mal, cuando la disminución de la cantidad es parte de un proceso normal.
¿La menopausia significa el fin de la actividad sexual para la mujer?
De ninguna manera. Si bien en algunos casos pueden aparecer dificultades, éstas pueden solucionarse con el tratamiento adecuado. La mujer que así lo desea tiene la posibilidad de seguir disfrutando del sexo hasta el final de su vida. Sin embargo, para las mujeres que nunca han disfrutado demasiado o para las cuales el sexo ha sido una carga, la menopausia es una buena excusa para dar por terminadas las relaciones sexuales. Aunque a muchas de ellas no les interesa modificar esta situación porque se sienten bien así, frecuentemente la expectativa de cambio está puesta en la satisfacción o requerimiento de la pareja. En las mujeres que han tenido una vida sexual satisfactoria y placentera es más difícil que surjan problemas. Cuando ésto ocurre suelen consultar en forma rápida.
¿Qué modalidades sexuales practican en realidad las parejas?
Hay una mayoría de parejas que realiza juegos sexuales manuales y orales, y, en menor medida, anales.
¿Qué valor tienen las fantasías sexuales en pareja?
Muchas veces, retroalimentan la sexualidad. En muchas parejas, a medida que pasa el tiempo, lo que era novedad ya no lo es y si se le agregan las rutinas del trabajo, los niños, las deudas, no hay romanticismo ni pasión sexual que resistan tanta presión y tanta familiaridad. Es ahí donde la aparición y el mantenimiento de las fantasías pueden ser una interesante manera de recuperar el erotismo. La fantasía sexual sirve, a veces, como el más penetrante de los afrodisíacos, desencadenando en nuestras cabezas el deseo sexual. Las escenas fantaseadas, si bien solo son excursiones de la mente, ayudan a encontrar excitación, aventura, autoconfianza y placer. De esa manera se recrean escenas que pasaron y armamos otras con cosas que deseamos pero no hacemos por no atrevernos o porque nos asustan; o porque simplemente queremos que permanezcan como fantasías. Alguna gente las tiene más desarrolladas y otros no.
¿Es bueno compartir las fantasías o es mejor guardárselas para uno?
Es más habitual que queramos mantener las fantasías en nuestra imaginación a que busquemos hacerlas realidad. Sin embargo, algunas parejas deciden hacer realidad algunas fantasías que comparten. En estos casos, es muy importante que se tenga en cuenta que jamás será lo mismo lo fantaseado a lo vivido. Otro punto muy importante es que una vez llevadas a la realidad, la fantasía suele perder su carga erótica, su magia.
¿Cuáles son las preferencias sexuales mas “conflictivas” en la pareja?
Los hombres suelen tener mayor preferencia por las relaciones anales. Y las mujeres no comparten esta preferencia. Al parecer, como la mucosa anal es mucho más ceñida que la de la vagina, para el que penetra, la sensación es más intensa y excitante. Además, tiene un sentido adjudicado desde la mitología machista, de sometimiento, por la postura y el hecho de estar en posición superior. En cambio, a la mayor parte de las mujeres, la relación anal no les produce placer. El varón llega fácilmente al orgasmo porque el conducto anal es más estrecho. Pero ellas tienen que ser estimuladas con la mano o autoestimularse, para alcanzar un orgasmo.
¿Cuáles son las preferencias de las mujeres?
Una gran mayoría de mujeres alcanza su orgasmo por estimulación, oral o manual, de su clítoris, haciéndolo por si misma o con su pareja. En cuanto a la penetración, suelen sentir mayor placer al estar ellas en posición superior encima del varón: ello se debe a que su clítoris roza sobre el hueso púbico masculino, lo cual resulta sumamente estimulante.
¿Qué pasa con el sexo oral?
Muchas mujeres alcanzan su orgasmo mediante sexo oral. Algunos varones sienten rechazo por los genitales femeninos o por los fluidos y piensan que son para penetrar y no para besar; algunas mujeres también suelen tener reticencias a hacer sexo oral al varón. El rechazo puede ser con una persona, por falta de higiene o por una aversión a los fluidos corporales que se da más allá de una pareja en particular. Si alguno de los dos rechaza esta práctica, es importante hablar y explicarle al otro que no es un rechazo a la persona, sino al acto en sí.
¿Las relaciones sin penetración son incompletas?
No, cualquier modalidad de relación sexual es completa si satisface a ambos. Muchas personas tienen la creencia de que todo encuentro sexual debe acabar con la penetración vaginal. Sin embargo, la sexualidad es mucho más abarcativa como para limitarla únicamente al coito. Son numerosas y variadas las formas de dar y recibir placer: los juegos, la masturbación, las palabras, las caricias, los besos, los juguetes y los masajes eróticos son algunas de las posibilidades de vivir una experiencia sexual que puede o no culminar en penetración.
Por supuesto que existen muchas otras preguntas que las parejas se hacen y, en la consulta, me hacen. Lo importante es saber que así como la pareja hablara sobre sus hijos, sobre el dinero, reviste la misma importancia hablar sobre su sexualidad. Seguramente llegaran a negociar pero cuando cada uno haya sido capaz de exponer sus necesidades y preferencias.


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Los mejores y más ricos tipos de besos







1- Beso ladeado
Cuando las cabezas de los dos se inclinan en direcciones opuestas y en esta postura se produce el beso, es la postura más común que se usa para besar. Las cabezas inclinadas permiten un mejor contacto de los labios y una honda penetración de la lengua.

2- Beso inclinado

Cuando uno de los dos echa la cabeza hacia atrás y el otro que lo sujeta por el mentón, lo besa. La dulzura y el afecto son las principales emociones que se transmiten con este beso. Un beso de este tipo es apropiado para los preliminares, cuando se prefiere hacer el amor con lentitud y de frente.

3- Beso directo

Cuando los labios de los dos se unen directamente y se chupan como si de una fruta madura se tratara. Es un tipo de beso en el que lo importante son los labios que se chupan, se mordisquean y se acarician levemente con la lengua. Es un beso reposado y largo, que puede expresar una fuerte pasión y que a muchas personas les excita más que un beso con lengua.

4. Beso presión
Como su nombre lo indica se presionan los labios fuertemente con la boca cerrada. Es un beso para iniciar la relación o para terminarla, no conviene mantenerlo durante mucho tiempo. Los dientes se clavan en la parte interior de los labios y puede causar alguna pequeña herida y con ello salir sangre.

5. Beso superior

Cuando uno de los dos toma con sus dientes el labio superior y el otro le devuelve el beso besándole en el labio inferior. En la descripción de este beso se habla de que uno toma la iniciativa y el otro se limita a responder, posiblemente porque El Kamasutra fue escrito para hombres activos y mujeres pasivas. Pero en las parejas actuales, cada quien debe de ser lo más creativo posible y dejar que la imaginación se muestre y se exprese tal cual es, y no limitarse a responder a la iniciativa del otro.

6. Beso broche
Cuando uno de los dos sujeta con sus labios los de su amante, se llama beso broche. Y si el que realiza el beso toca con su lengua los dientes, las encías, la lengua o el paladar del otro, se llama “lucha de la lengua”.

7. Beso palpitante

Cuando uno de los dos deposita sobre los labios miles de besos muy pequeños recorriendo toda la boca y las comisuras.

8. Beso contacto

Cuando se toca ligeramente con la lengua la boca del otro y apenas se hace contacto con los labios.

9. Beso para encender la llama

Es el beso en las comisuras de los labios que suele darse en medio de la noche para encender el amor, se dan mucho en las parejas que tienen bastante tiempo de estar juntos, aunque no digo que es exclusivo para parejas que ya tienen su tiempo en la relación.

10. Beso para distraer

El beso ideal para cuando él está viendo un partido en la tele y quieres llamar su atención con tus besos. Para empezar, recuerda que no todos los besos tienen que ser en la boca. Según el Kamasutra, otros lugares recomendados para iniciar la batalla son: la frente, los ojos, las mejillas, la garganta, el pecho, los pezones, la zona interior de la boca, la raíz del cabello, la nuca y el cuello junto a la clavícula

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lunes, 22 de agosto de 2011

Anularon matrimonio porque el esposo es impotente

ÚN .- Un juzgado de Rosario, en Argentina anuló un matrimonio por la "impotencia sexual" del esposo, un hombre de unos 40 años. Ante la decisión, el damnificado pidió demostrar su virilidad ante los estrados judiciales, lo que le fue denegado, señala el portal web notainsolita.blogspot.com
La decisión fue adoptada por el juzgado de Familia 5 de los tribunales de Rosario. La mujer, cuyos datos se mantuvieron en reserva, argumentó que su esposo era impotente y acompañó su presentación con estudios ginecológicos donde se demostraba que no era ella la que tenía disfunciones sexuales.

Por ello, pidió la anulación del matrimonio porque hacía años que no podía tener relaciones sexuales.

Por su lado, el hombre expresó que lo manifestado por su esposa era mentira y pidió a los magistrados que le dieran la posibilidad de demostrar que era capaz de mantener relaciones sexuales con una mujer. Incluso, se ofreció a tener relaciones con una mujer frente a los jueces, que rechazaron el pedido.

La abogada Verónica Colombo, especialista en Derecho de Familia, en declaraciones formuladas a la emisora rosarina LT8, dijo que "el matrimonio es un acto jurídico que no debe tener vicios ni defectos al inicio de la relación, como un contrato o cualquier acto jurídico previsto en el Código Civil".

"Cuando falta algún elemento, en este caso una condición de validez o de existencia, se provoca la nulidad del matrimonio", expresó, indicó notainsolita.blogspot.com

Colombo dijo que "el artículo 220 del Código Civil prevé la impotencia de uno o ambos cónyuges que impida las relaciones sexuales entre ellos es causal de anulación del matrimonio. Depende de la buena o mala fe de ambos o de uno. En el caso que hubiera habido buena fe de ambos, el matrimonio se disuelve y se deberán pasarse alimentos en caso de extrema de necesidad".

"Si es de mala fe (porque en el caso la mujer sabía de la situación antes de casarse) la ley lo refuta como un concubinato y se disuelve como una sociedad de hecho", puntualizó.

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viernes, 19 de agosto de 2011

Ideas para un sexo anal con placer

Muy pocas mujeres lo disfrutan, pero esto se debe a que si para el sexo vaginal poco o nada nos enseñaron, del anal, casi todo es un verdadero tabú
Tanto mujeres como hombres pocas veces lo nombramos o reconocemos y aunque esté atrás es una de las partes más hermosas del cuerpo humano, sobre todo femenino. Una de las connotaciones del imán trasero es que nos lleva a pensar en el sexo anal. Y si dentro del tema sexual la penetración, sus juegos y filias son un tabú, el anal lo es aún más.
Sin embargo, es una de las fantasías de los hombres. Y hay muy pocas mujeres que realmente lo disfrutan, pero esto se debe a que si para el sexo vaginal poco o nada nos enseñaron, del anal, casi todo es un verdadero tabú. Pese a eso, encuestas han revelado que el 40% de las parejas lo han intentado alguna vez.
Ernst Gräfenberg, el investigador alemán que descubrió el punto G, creía que la postura ideal para estimular esa zona era la penetración por detrás. Y sí, los orgasmos anales también existen, sobre todo, con ella sentada encima de él, en donde puede ser más seguro para ella pues es quien domina el movimiento todo el tiempo.
Los básicos
El ano es una parte súper sensible que necesita estimulación. Por lo mismo es más dolorosa. Hay que saber estimular, hacerlo con maestría, preguntar cómo se siente, hacerlo lento la primera vez, y saber que un no es no, y un sí, es hazlo pero con inteligencia.
Muchas mujeres odian el sexo anal porque quizá su primera experiencia no fue del todo bueno. El reto es hacer de ese momento una experiencia erótica, sensual y deliciosa, no una pesadilla para ella.
Una clave es hacerlo con suficiente lubricación. El ano no se lubrica por sí mismo y es por eso que existen en el mercado muchos lubricantes para esta parte, más duraderos y más espesos.
Siempre es recomendable usar condón si no se trata de una pareja estable, segura o sana. Sobre todo porque esta región es más sensible de contraer enfermedades de transmisión sexual. Si usas condón, es preferible cambiarlo después de una lenta penetración anal, y nunca usar el mismo para penetrar la vagina.
Es recomendable que antes de la penetración con el pene uses los dedos y lubricante. Si es una pareja reciente o desconocida, siempre usa dedales o guantes de látex, así como plástico autoadherente, del de cocina, si es que se les antoja el también prejuiciado “beso negro”. Hoy, en estos tiempos, ya no puedes tener sexo sin estos aditamentos al lado de tu cama.
Durante un juego erótico muy intenso o salvaje, con ella encima de ti, toca su ano con uno de tus dedos. Antes y después de la práctica practiquen en demasía la limpieza. Minutos antes, ella puede lavarse con una pequeña pera de lavado o en algunas sex shop existen ya productos para este fin. Esto para evitar “accidentes” y para hacer un juego más limpio para ambos.
Luego del sexo anal el hombre deberá lavar el pene y sus manos con agua y jabón, y ella igual, para evitar infecciones

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¿Importa o no el tamaño de la vagina?

La vagina es un órgano elástico capaz de adaptarse a distintas condiciones: es lo suficientemente estrecha como para sostener un tampón sin que éste se corra o se salga y a la vez capaz de estirarse y expandirse lo mismo para dar entrada al pene
Tradicionalmente han sido los hombres los preocupados – y hasta obsesionados – con el tamaño de su órgano sexual. ¿Les preocupa a las mujeres el tamaño de su vagina? A muchas sí, especialmente después de varios alumbramientos. ¿Debería importarles o no? ¿Influye el tamaño en el placer que experimentan ella o su pareja en la relación sexual? Exploremos un poco el asunto para despejar las dudas.
Graciela ha disfrutado siempre las relaciones con su esposo, pero desde el nacimiento de su cuarto hijo – todos nacidos por parto natural, por cierto – siente menos placer y le parece que su vagina se ha distendido. Por pudor, no ha comentado con nadie lo que le pasa, ni siquiera a su ginecólogo.
A Marisa le pasa lo contrario: siente molestias y hasta dolor durante la penetración y se pregunta si su vagina es demasiado pequeña. Muchas mujeres como Graciela y Marisa se preocupan por el tamaño de su vagina y si éste afecta su capacidad de recibir y dar placer en el encuentro sexual, pero no se sienten cómodas hablando de este tema ya sea por vergüenza, por inhibiciones o por un tabú de índole cultural. Además de ser un tema poco comentado, la relación entre tamaño y función/satisfacción sexual no ha sido extensamente estudiada tampoco, pero sí hay datos concretos que podemos analizar. Veamos.
¿Existe un tamaño de vagina “promedio”?
Las medidas usadas con mayor frecuencia son las que provienen de un estudio realizado en 1960 por Masters and Johnson’s en el que se midieron las vaginas de 100 mujeres que nunca habían estado embarazadas. Según el estudio el tamaño de la vagina, sin estímulo, oscila entre 2.75 a 3 ¼ pulgadas (6.5 a 8 cm). Cuando se estimula sexualmente, el tamaño de la vagina aumenta y puede oscilar entre 4.25 a 4.75 pulgadas (10 a 11.5 cm).
Además del largo, hablemos del ancho… La vagina es un órgano elástico capaz de adaptarse a distintas condiciones: es lo suficientemente estrecha como para sostener un tampón sin que éste se corra o se salga y a la vez capaz de estirarse y expandirse lo mismo para dar entrada al pene como para permitir que pase el bebé en el momento del nacimiento.
Cuando se estira demasiado. Es precisamente después de cada nacimiento que la vagina comienza a distenderse, cambia de tamaño y es cuando las mujeres empiezan a sentir los cambios y las molestias. Mientras más embarazos se tengan, más aumentan las probabilidades del ensanchamiento de la vagina, especialmente después de partos difíciles y prolongados. Vale la pena aclarar que la frecuencia de la relación sexual no cambia el tamaño de la vagina, como algunas personas creen. Eso no es cierto. No importa cuántas veces se practique el sexo, o cuantas parejas haya tenido la mujer, el tamaño de su vagina no va a cambiar. Los embarazos y alumbramientos sí cambian el tono muscular de la vagina y este factor sí puede influir en la satisfacción sexual de ambos miembros de la pareja.
¿Qué consecuencias puede traer una vagina distendida?
Hay varias y son: las relaciones sexuales son menos satisfactorias para la mujer o para su pareja el aire puede entrar o salir de la vagina, provocando un sonido incómodo y bochornoso algo mucho peor: los músculos y ligamentos alrededor de la vagina se distienden y pueden ocasionar un prolapso (o descendimiento) de órganos como el útero o la vejiga.
En el caso de un prolapso, es necesario visitar al médico general o al ginecólogo para discutir el tratamiento, que la mayoría de las veces involucra la cirugía. Si éste es tu caso, no te abandones y acude enseguida. Cuando el caso se trata de una distención muscular o de los ligamentos, se puede aliviar muchísimo practicando ejercicios para fortalecer los músculos del suelo pélvico. Estos son los llamados “ejercicios de Kegel”, que se recomiendan a todas las mujeres que han dado a luz después del parto. Ahora te explicamos cómo hacerlos:
Comienza por familiarizarte con los músculos que tienes que contraer: imagínate por un momento que tienes muchas ganas de orinar y que necesitas aguantar hasta que llegues al baño. Para evitar la salida del orine, contraes los músculos alrededor de la uretra. Esos son exactamente los músculos que tienes que contraer.
Contrae y mantén la contracción durante 10 segundos.
Relaja los músculos durante otros 10 segundos.
Contrae los músculos de nuevo durante 10 segundos.
Continúa los intervalos de contracción y relajamiento durante 5 minutos más o menos.
Repite los ejercicios cuatro veces al día (o siempre que puedas). Puedes hacerlo lo mismo de pie que sentada o acostada.
¿Y si la vagina es demasiado pequeña o estrecha? Estadísticamente es muy poco probable que la vagina sea demasiado corta. Entre los síntomas que las mujeres asocian con una vagina pequeña están las molestias o dolores en el momento de la penetración, pero la mayoría de las veces esto se debe a una insuficiente o indebida estimulación antes de la penetración o a distintos grados de vaginismo, una condición que no tiene nada que ver con el tamaño de la vagina. Se debe a la contracción involuntaria de los músculos vaginales lo que provoca dolor durante las relaciones sexuales. Tiene causas físicas y psicológicas, y debe consultarse al ginecólogo para resolverlo.
¿Afecta el tamaño de la vagina la calidad de las relaciones sexuales? Descartando el caso de un prolapso, definitivamente no. Tanto el tamaño de la vagina como el del pene, en realidad poco tienen que ver con la satisfacción que experimenta la pareja durante el encuentro sexual y ésta depende en gran parte de las actitudes, expectativas y habilidades ante el sexo, así como del estado general de la relación de pareja fuera del dormitorio.
Como ves, la calidad, como en tantas otras áreas de la vida, poco tiene que ver con cantidad o tamaño. Las dimensiones de la vagina no son la excepción. Si experimentas trastornos después de un embarazo, o las relaciones sexuales te provocan molestia o dolor, consulta con tu ginecólogo. Si no, disfruta de la relación con tu pareja sin preocuparte por cosas tan relativamente poco importantes como el tamaño.

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domingo, 14 de agosto de 2011

Cómo hacer más satisfactorio el juego sexual

¿De qué hablamos exactamente cuando nos referimos al juego sexual? Al igual que en cualquier acto voluntario que busca la diversión, cada paso del juego sexual es un juego en sí, desde que se inicia hasta que se termina. Cada etapa tiene su sentido, y se vive y disfruta sin que ninguna parte sea considerada más o menos importante. Así es como entendemos el juego sexual.
El juego sexual
Un beso, un abrazo, un coito, unas caricias, una masturbación… y tantas maneras de encontrar el placer son en sí juegos sexuales. De manera errónea las prácticas sexuales se han dividido en completas y preliminares. La importancia de las primeras frente a la desvalorización de las segundas no hace sino que perdamos el goce del juego en pro de una meta que puede o no llegar, y puede o no buscarse.
Lo llamamos juego sexual porque implica cierta relación lúdica. El adulto decide ceder terreno a la parte más sincera y menos condicionada por su madurez, a su parte más infantil. Se trata de despojarse de prejuicios, estar ajeno a tabúes y mitos encorsetadores y prohibitivos, y llegar al juego por el placer de jugar, dando paso a la curiosidad, la exploración, la fantasía y la pasión. Se trata de aprender de uno mismo, de conocerse más y desarrollar las potencialidades de un encuentro sexual donde se hacen presentes la cooperación y el gozo.
Se abandona la condición de persona aprendida y la máscara que obliga a aparentar, a controlar y, en definitiva, a saber, y se deja arribar la personalidad más niña. El poder y la prepotencia aquí no sirven, pues el placer implica libertad, concedérsela a uno mismo y procurársela al otro, propiciar risa y alejar la seriedad. Se trata de jugar, sabiendo que la satisfacción del juego no dependerá del amor ni de la habilidad, sino de permitirnos un código que nos aleje del autocontrol.

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Trucos sexuales: ¿Cómo retrasar el orgasmo?

Las prisas no son buenas para nada, y para alcanzar el orgasmo, tampoco. Para nosotras y para ellos, las mejores técnicas que consiguen retrasar el momento del clímax, alcanzando orgasmos más largos e intensos.
El límite del placer ahora lo pones tú, ¿te atreves?
Juguetes sexuales
Los juegos eróticos no solamente nos ponen a tono con facilidad sino que hacen que el proceso de excitación se alargue. Una vez creemos que estamos casi a punto de alcanzar el orgasmo, podemos hacer una parada para entretenernos con los juegos de mesa sexuales que harán que nuestra velada sea única.
Conocer el cuerpo de la otra persona
Algunos sexólogos establecen que para retrasar el orgasmo necesitamos tener una amplia educación sexual y conocernos a nosotros mismos. Saber cuáles son las partes del cuerpo que nos excitan enseguida y cuáles no.
Hemos de jugar con las sensaciones. De manera que debemos conocer nuestro cuerpo y el de la otra persona para estimular todo aquello que nos va a retrasar el momento máximo de placer.
Máxima relajación y concentración
Para una vida sexual activa, es vital relajarse tanto al principio como durante el acto sexual. Se pueden realizar ejercicios de respiración previos para concentrarse y vivir plenamente esa cita tan especial con nuestro amante.
Y, al contrario de lo que se suele pensar, es incorrecto desviar la atención pensando en otras cosas. Debemos centrarnos en la situación, el momento, en la pasión sexual y vivir las sensaciones de cada centímetro de nuestra piel.
Ejercicios
Otros profesionales apuntan a realizar algunos ejercicios pélvicos. Tanto el hombre como la mujer los pueden realizar a diario y no tiene porqué ser antes del acto sexual, sino en cualquier otro momento del día.
Geles y cremas
Existen algunos productos que pueden ayudarnos a retrasar el momento del clímax. Son los geles o cremas de efecto retardante que sirven para mujeres, pero especialmente para hombres. Se aplican sobre el pene, pues al estar frías pueden interrumpir la eyaculación.
Alargar los preliminares
Hoy en día, con las prisas que siempre tenemos por acabar o llegar a tiempo a todos lados, las relaciones sexuales duran mucho menos. Y no somos conscientes del cuidado de los preliminares.
Se trata de crear situaciones divertidas, de hacer masajes, de idear un ambiente diferente… siempre con gran imaginación. Los preliminares nos ofrecen una vida sexual mucho más plena con el fin de disfrutar de la sexualidad a tope. Si nos adelantamos al acto, puede ser que la mujer no acabe de excitarse y el hombre aumente las posibilidades de tener eyaculación precoz


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sábado, 13 de agosto de 2011

Las Mentiras del sexo

Las mentiras a la hora del sexo son más comunes de lo que muchos piensan. Antes que nada, coincidamos en que la mentira tiene relación directa con la autoestima. Mentimos cuando nuestro ego se ve amenazado o cuando queremos sacar provecho de una situación. En este contexto, nadie se animaría a poner en duda que la mentira es un mecanismo de defensa.
En materia sexual, también se miente por temor a quedar expuesto o a perder algo. Generalmente se miente para “negar una situación y no hacerse cargo” (autoengaño), para no “quedar mal” o para no herir a la pareja (a la de siempre o a la del momento o, incluso, a la circunstancial). También se miente para conseguir placer sin importar en nada lo que pueda pasarle al otro (¿se acuerdan de Sexo, mentiras y videos ?).
De una u otra forma, detrás de cada mentira suele haber una inseguridad personal o algún conflicto de pareja a resolver. Sea cual sea el motor de la mentira, en el sexo hay tantos tipos de mentiras como podamos suponer en otros planos de la vida.
Están registradas: la mentira inocente (la que suele usarse para evitar herir emocionalmente a los demás), la mentira beneficiosa (la que se usa para tratar de ayudar al otro), la mentira maliciosa (las que se dicen por venganza, para obtener algún beneficio o ganar en situaciones competitivas), la mentira engañosa (la más perversa, porque pretende hacer daño o aprovecharse de la situación sin escrúpulos). Como ya advertimos, también está el autoengaño.
Quienes han estudiado sobre “el sexo y las mentiras” consideran que el engaño más común es la de las mujeres que fingen orgasmos. Es alto el porcentaje de quienes tienen problemas para alcanzarlo y, en este marco, prefieren simular la situación para evitar problemas con su pareja o por temor a que las tilden de “frígidas”.
Están también las mujeres (incluso algunos hombres) que fingen estar en un clímax ideal para estimular a quien comparte la cama y hacer del acto algo más placentero. ¿Cuántas veces gritaron más de la cuenta o se movieron más de lo que quisieron o pudieron con tal de ponerle onda a la situación?. Seguro que “alguna vez”, sino “muchas”. Cada quien con sus secretos y mentiras.
Lo ideal sería que, cuando es verdadero el deseo de sostener el vínculo, cada día haya menos escenario para las mentiras. Así como ayudan a sostener, también debilitan las relaciones. Lo ideal sería poder comunicar abiertamente lo que a uno le gusta o prefiere evitar; así como aquello que nos limita a la hora de encender el goce.
En materia científica, las mentiras en el sexo suelen tener fundamento en: la falta de aprecio, cariño, atracción o deseo; la dispareunia (dolor en el acto sexual) u otras disfunciones sexuales (disfunción eréctil, eyaculación precoz, fimosis, etc.), los habituales cambios hormonales, cuadros de estrés, ansiedad y depresión, etc.
Si bien, cada día, hombres y mujeres tienden a compartir las mismas mentiras, aún algunas siguen siendo propias de cada género.
Las mentiras más comunes de las mujeres:
1. Fingir cansancio
2. Nadie me hizo sentir como tu . ¡Eres lo maximo!
3. ¡Guau! Nunca vi nada igual.
4. Ay, me duele…
5. Me miran, me dicen piropos (y otras barbaridades!), pero yo soy sólo tuya.
6. Mis fantasías son contigo
Las mentiras más comunes de los hombres:
1. Te juro que sólo pienso en ti. Eres la mujer de mi vida.
2. Nadie hace el amor comotu
3. Es ella la que me busca. Yo no le doy pie a nada
4. Del hombre a su amante: “Con mi esposa estoy solo por mis hijos, pero ya no tenemos relaciones”.
5. Del hombre a su amante: “Te doy todo lo quieras. Lo mío es tuyo”.

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lunes, 8 de agosto de 2011

Estética del Coito: el orgasmo será revolucionario o será nada

Felizmente el coito es ese territorio real y surrealista “…punto en el espíritu desde donde la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el pasado y el futuro, lo comunicable y lo incomunicable, lo alto y lo bajo cesan de ser percibidos contradictoriamente…”[1] Canto de carnes y almas en un desplante de vida que hace fluir sus néctares sobre la faz de lo cotidiano. Coreografía de fugas que se electrizan para que estallemos como arco iris insurrectos entre orgasmo y orgasmo. El coito es revolucionario.

Entre las muchas calamidades confabuladas contra el coito hay que inventariar al empirismo y al criticismo, al simplismo, al reduccionismo, al facilismo y al oscurantismo. Ideologías de pajas en ojos ajenos sobre la mesa de las pulcritudes metafísicas que acompañan voluntariosas al autoritarismo macho, al institucionalismo ceremonioso, a la frigidez burocrática, al miedo culpígeno, al cientificismo psicoprofiláctico, al oscurantismo iluminista y al reglamentarismo del usuario feliz promovido por la moral burguesa de algunas “revoluciones sexuales” de la autoayuda. El capitalismo destruye también las fuerzas productivas del coito.

Contra el coito obran designios ideológicos interminables alimentados por cierta perversión enfebrecida que se encaramó en la historia para traicionarlo todo. Se trata de una lógica de la omisión y el ninguneo empeñada en malversar, reprimir, desfalcar, reglamentar, ocultar y vulgarizar. Lógica de la omisión para esclavizar instintos y vidas. Lógica de la barbarie que ha dejado dividendos monstruosos: un imaginario histórico del coito alienado y alienante, ignorancia, culpas, miedo, negación de los cuerpos, entumecimiento brutal de los placeres y una multiplicación descontrolada de patologías y obscenidades. Prostitución y esclavitud burguesa, la alienación coital conduce a un cogedero miserable que ha victimado a sociedades enteras. Cogedero que es la barbarie hecha negocio.

Pero el coito es una misa de cuerpos presentes con liturgias no metafísicas que entre mareas y marejadas incontrolables da resurrección a los instintos más libres. Homilía de carnes, agujeros, pelos, pliegues, sudores, olores, aguas, sístoles y diástoles. Rito concreto de los deseos donde los cuerpos son hostias mojadas en efluvios de placeres. Fiesta religiosa con inciensos abisales, confesiones cósmicas y evangelios telúricos. Piedra filosofal con revelaciones promisorias que orientan la vida durante los jadeos de la libertad coital, en viento y marea… contra viento y marea. Todos los enigmas de la naturaleza retozan en el coito para reactivase a diestra y siniestra.

El coito es psicosomático, se nota, es acto ampliador de las realidades que contiene. Acto de naturaleza y cultura tejidas con sus propios paradigmas. El coito es un lenguaje. En el coito se excitan los fundamentos humanos más francamente revolucionarios, las fusiones y correspondencias, las analogías y divergencias consustanciales del juego… del hecho lúdico. Lo distinto integrado dialécticamente para una resolución estrictamente necesaria: la vida misma. Es el habla de la libertad en una de sus modalidades más seductoras.

El coito es un lenguaje que suelta chispazos incendiarios sobre las fantasías y las emociones. Sirve para reunir incluso lo rabiosamente disociado, no con discursos de “igualdad” demagógica sino con diferencias animadas por un encuentro de lenguajes particulares. Lenguas vivas. Unión entre conjuntos de conjuros que crece según la proliferación de frases siempre nuevas. Lenguaje de intensidad y fuego nuevo. “En la vida sólo es digno de existir lo que es capaz de arder” Arqueles Vela.

El coito es un caldero de brujas donde hierven cuerpos y almas entre vocablos de lenguajes nuevos. Arte de artificios para un diálogo sin cánones en aquelarre permanente que niega todo lo que no provenga de sus magias propias. Así es, o debería ser, a pesar de los silencios y los manipuleos. Así es, o debería ser, contra las prácticas atemorizantes o torcidas. Porque cada coito ofrece puntos de fuga sobre un horizonte carnal e inmediato lleno de promesas. Sin manuales poblacionales, sin prejuicios inquisitivos, sin dogmas de convenciones sensibleras, sin chantajes nupciales, sin dictaduras de status, sin ignorancia, sin vigilancia, sin sida…

Nadie puede dar demostraciones definitivas sobre la identidad si no se pone al corriente con los coitos necesarios en cada vida, si no ahuyenta incertidumbres, sombras con fuego de coitos que son lenguajes de ojos, vientres, expresándose como principio afirmativo. Todo coito ofrece imágenes espontáneas ante las cuales la razón reconoce otras fuerzas que tienen por cometido reprimir sus facultades. Uno sabe tarde o temprano que el coito es un estado de realidad absoluta resultado de la fusión de dos estados en apariencia contradictorios. Es el automatismo real del deseo dictado por la vida en complicidad con esos controles especiales de la razón que no están al margen de los placeres estéticos e incluso morales. El coito demuestra que en la humanidad habitan ciertas capacidades creadoras que pueden ser develadas mediante lenguajes complejos que habitan, aunque se les reprima, muy en la superficie de lo cotidiano.

También el coito activa y renueva al deseo, inyecta energía al el ser y modo de ser humano porque es como la metáfora por excelencia donde se verifica en síntesis la multiplicidad de formas realmente existentes en el Universo y, aunque parezca a veces caótico o individualista, su inspiración y morfología descubren la diversidad unificada en lo biológico, en lo psíquico, en lo social, en lo cultural… para generar formas de conciencia y emoción, de sensación y emoción que en su dialéctica ganan enriquecimiento, en profundidad y en extensión, gracias a sus posibilidades cambiantes siempre. La materia en movimiento.

Debido al principio de unidad de lo diverso hacemos singular la diversidad de experiencias coitales. Incluso sus ritmos. Escenarios, personajes y acciones de un relato fantástico que renueva fetiches renovándose ellos. En sus magnificencias el rito coital emerge astucias de sobrevivencia para ponerse a salvo frente al repertorio de insatisfacciones, mercenarismos, prohibiciones y reduccionismos desatados por la todas las tácticas de la alienación.

Todo lo que rodea el coito es material inflamable.

El coito requiere una guerra de guerrillas semióticas, no didáctica, no panfletaria, no ingenua. Pide derrocar los poderes inquisitivos de las jerarquías morales, desde la ciencia hasta la subconciencia, desde el machismo hasta el reproductivismo, desde el pulpito hasta el pálpito. El amor por el coito es una forma de amor que mantiene vivo el hervidero de los instintos que transforma al logos. Su papel transformador y liberador supone estrategias que ningún régimen paternalista es capaz de enfrentar porque le teme. Su mejor pedagogía está en el uso inmoderado del estupefaciente llamado coito. Entre cómplices.

No es “coital” sólo el contacto genital. Más allá de la física coital están todas las otras físicas anteriores y posteriores que se resuelven objetivamente en cada una de las experiencias eróticas. La garantía del misterio radica en que es un juego de voluntades en búsqueda y fusión licuadas en la praxis de sus símbolos y arrebatos del deseo profundo personal o histórico. Los lenguajes de coito se distienden y contraen en saltos y asaltos que no se arderán con discriminaciones. El latigazo eléctrico del deseo isunfla descargas fosforescentes en el ser total de los llamados al coito.

Esa espontaneidad que tiene el coito se aprecia siguiendo el acercamiento repentino e insólito de ciertos arrebatos convulsivos como la belleza de cierta chispa incendiaria despótica y anhelada. Es un instante que procede de cierta mística concreta y azarosa, fulgor interior que escribe las fábulas místicas de los instintos entre moralejas épicas de placer dialéctico. El coito no es un fin, sino un medio; un medio para encender la luz interior sobre un punto donde no es posible que cierto racionalismo utilitario imponga su lógica absurda. El coito no es un fin justamente porque en su dialéctica los contrarios se concilian sólo para afirmarse en una unidad y totalidad comprensible y constante. Hacia delante y hacia atrás.

Cualquier pretexto hace contexto en las situaciones e intenciones de los individuos como respuesta y propuesta multiemocionales. La génesis de cada coito es facturada lúdicamente el repertorio de intensidades que los sujetos ponen en juego. Alguien abre un nicho que otro llena con una nueva apertura. Cara a cara. Entonces en cualquier momento, más o menos impredecible, sobreviene la danza de los horizontes encaramados entre montañas de mares inversos. Gira la ruleta blanda, tibia y húmeda de los orgasmos.

Todo coito se comporta como enjambre eléctrico en tinieblas o a pleno sol, tiene raíces de abismo, de temblor y cataclismo. Vive como un río de luz entre manos y labios con fulgor persistencia pleno de palabras impronunciadas silenciosamente pero erguidas como monumento extremo. Todo coito es enjambre eléctrico deshojado en esperas atónitas y catástrofes de olvidos. A veces el coito tiene un aspecto severo, y, sin embargo, suave con una intensidad de mutación y de ruptura ligada a la indiferencia. Pero uno no puede entregarse a la inmovilidad por cualquier causa. Se trata de una fuerza contradictorias que en sus horizontes da la sensación de cierta vehemencia del movimiento. El coito es también una penetración lírica y teorética íntimamente conectada con las fuerzas más ignotas de la creatividad y la necesidad de reordenar mundos interiores y exteriores maravillosos gracias a una investigación metódica que conduce a comprender que no se puede traicionar la vida. Por eso busca al amor.

Cuerpos con vocación de cuerpos balbucean los arrebatos arremetidas y pálpitos de los genitales representantes plenipotenciarios de los lenguajes más poderosos que son idénticos arriba y abajo. Jalones intermitentes de aguas coreógrafas cuyo tema recurrente es la búsqueda. Nada se queda quieto. Especies en intercambio de sí con espasmos rítmicos de la vida que se vuelve latigazo eléctrico en las caderas. Se atienden con urgencia los enigmas primordiales para que vengan otros nuevos. Coros de esfínteres aferrados al soplo de los instantes inéditos siempre. Vulvas, falos, miradas, tactos, líquidos enardecidos en panal de turbulencias que hacen de todo. Uno dispuesto a estallar en miles. Nada se queda quieto, adentro y afuera rachas de aliento sexual alborotan los pelos de las vulvas y las vergas mojadas. Sienten que es la vida lea habla. Nada deja de crecer entre tanto estremecimiento definitivo sobre la piel de cada milímetro y viceversa. Se recomienda su uso con frecuencia.

Cada músculo, vena pelo, gota, olor… resbalan comprimen, expanden hinchan su todo y nada en un vaivén de trasatlánticos siderales a punto de naufragio divertido entre lenguas de fuego que lamen el aire de los jadeos telúricos. Todo es cómplice de las ánimas invocadas hasta las pasiones desbocadas. Caben todas las leyes decretadas en la danza de los cuerpos que se sumergen mutuamente en las cavernas alteradas de cada cual. Es diálogo de vidas contándose maravillas entre sí para que se incendie de una vez por todas lo que ha de mantenernos vivos. Se exaltan arribazones del mar en playas con soles y lunas simultáneas. Nada queda en su sitio. El coito es portátil. Rompe las meninges del microcosmos con relámpagos de ánima exaltada que se trepa a la punta de todas las cordilleras emocionales para tirarse al vacío lleno de sentidos.

Quien atenta contra el coito atenta contra el universo.

Hay una ciencia del coito, tatuada en los ensayos de sus lenguajes y símbolos, que se repite en muchas ocasiones gracias a la sensación beatífica del orgasmo y a su necesidad de crear un orden simbólico del coito renovándose siempre mientras los fulgores de la vida se sienten urgidos de interioridad y saltos cualitativos. Esa ciencia coital no establece sólo relaciones entre "horizontales" siguiendo cánones estereotipados sino que incluye "verticales" en un mismo ritmo de correspondencias no indiferentes a la realidad por ejemplo, de los animales, plantas… son correspondencias que provienen de la unidad indisoluble del universo. Así el coito hace brotar de una conciencia infinitamente sensible una justificación objetiva, desde la carne hasta las emociones, basada en las correspondencias concretas de los cuerpos que se empujan rítmicamente con la fórmula del principio de identificación necesaria.

Nadie se hunde en el mismo coito dos veces. De ahí esa luz fosforescente que delata a quien resucita asiduamente del coito. De ahí tanta libertad de códigos secretos y tanto brillo emergente de y hacia las fantasías más creadoras y renovantes. Felizmente el coito tiene su propia multimodal estrategia clandestina, con sus apóstoles y feligreses, para descubrir siempre la vida misma, su calidad y dignidad. Por el pasado, por el presente y por el futuro. Felizmente coito eres y al coito volverás y si todo marcha bien el coito encontrará en las caderas lo que los pájaros buscan en el aire.


[1] A. Breton. "Todo conduce a creer que existe un cierto punto en el espíritu desde donde la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el pasado y el futuro, lo comunicable y lo incomunicable, lo alto y lo bajo cesan de ser percibidos contradictoriamente. En vano se le buscaría a la actividad surrealista otro móvil que la esperanza de determinación de este punto." "Tout porte à croire qu’il existe un certain point de l’esprit d’où la vie et la mort, le réel et l’imaginaire, le passé et le futur, le communicable et l’incommunicable, le haut et le bas cessent d’être perçus contradictoriament. Or, c’est en vain qu’on chercherait à l’activité surréaliste un autre mobile que l’espoir de détermination de ce point." .

 DR FERNANDO BUEN ABAD DOMINGUEZ

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viernes, 5 de agosto de 2011

¿De qué depende un orgasmo?

La creencia de que la plena satisfacción sexual se logra a través del orgasmo es una de las muchas razones por las que conseguir uno nos trae de cabeza. También pensar que para sentirnos completamente realizadas tenemos que tener la experiencia de un orgasmo, sea como sea. Pero alcanzar uno dependerá casi siempre de la actitud que tengamos. Lo conseguiremos si nos mostramos desinhibidas, sin temores, relajadas y libres.
¿Se puede tener una vida sexual satisfactoria sin ellos?
Parece que si no se tienen orgasmos no somos sexualmente capaces, hábiles o activas. Esta creencia es, en gran parte, porque nuestra sociedad cree erróneamente que el orgasmo y la satisfacción sexual son la misma cosa. Pero estamos equivocados. Porque sí, la satisfacción sexual existe sin necesidad de alcanzar el orgasmo.
La satisfacción sexual depende de dos factores: uno psicológico y otro fisiológico. El psicológico viene determinado, entre otras cosas, por nuestras expectativas, nuestro estado anímico, la actitud ante la experiencia sexual (juegos, masturbación, sexo oral, coito, etc.) y por el significado que asignamos a esos juegos y a la relación o situación (libertad, confianza, vergüenza, compromiso, peligro de embarazo, etc.).
La satisfacción sexual en el plano fisiológico viene determinada por la sensación absoluta de relajación, placidez y plenitud de sensaciones que se experimentan durante una relación o masturbación.
Desde el punto de vista de los expertos sexólogos, la satisfacción sexual se logra de un modo más pleno a través de una actitud relajada, desinhibida, sin temores, libre, madura e informada. El hecho de que exista o no orgasmo no asegura o impide, respectivamente, el logro de la plena satisfacción.
Por poner un ejemplo, hay ocasiones en las que la mujer (y el hombre) alcanza el orgasmo por una breve estimulación de los genitales, y la sensación que experimenta, siendo placentera, no es comparable a la sensación de placidez, satisfacción, placer y bienestar que se logra a través de una relación sexual desinhibida, prolongada, relajada, donde se manifiesten abiertamente los deseos, donde se prolonguen hasta la saciedad las caricias, los juegos, besos, abrazos, masturbación, coito, etc. Es decir, lo que asegura la plena satisfacción no es el orgasmo sino la vivencia intensa, prolongada y amplia del placer erótico, sensual, sexual y psicológico.
Factores de los que depende alocanzarlo
1.- Tener una actitud desinhibida, despreocupada y concentrada en los estímulos placenteros. Querer disfrutar y saber que tenemos todo el derecho a hacerlo.
2.- Es importante eliminar hábitos de distracción, estar pensando en otras cosas como ¿se me verá este michelín? ¿me olerá el aliento? ¿sabré hacerlo?
3.- No obsesionarse con lograr el orgasmo. Cualquier obsesión elimina la posibilidad de percibir adecuadamente el estimulo placentero y esto conduce a la frustración.
4.- Una disposición abierta al juego, a lo lúdico, a disfrutar.
5.- La ausencia de falsas expectativas, creencias erróneas y actitudes autoexigentes. En definitiva, aprender a construir nuestro propio modelo sexual, en vez de pretender seguir otros modelos que quizá funcionan con otras personas.
6.- Una buena comunicación con nosotros mismos y con nuestra pareja. Saber qué nos gusta, saber qué deseamos en cada momento y saber transmitirlo y pedirlo.
7.- Conocer nuestro cuerpo, su funcionamiento, su capacidad de placer, sus zonas erógenas, los estímulos más eficaces, etc.


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Sexo: ¿existe una frecuencia ideal?

Una pregunta común es cuántas veces por semana habría que tener sexo. Las respuestas son tan diferentes entre mujeres y hombres, que muchas veces se generan discusiones. Cifras, estadísticas y opiniones. ¿Dos o tres veces por semana? ¿Todos los días? ¿O una vez cada tanto? La frecuencia de las relaciones sexuales es un tema que a muchas parejas les preocupa.
“No existe una cifra ideal para todos”, opinó la famosa sexóloga Alessandra Rampolla en una entrevista publicada en Clarín. “En Estados Unidos, por ejemplo, se estima que la frecuencia sexual de una pareja promedio es de 3,5 veces por semana. Pero es sólo un promedio, no una cifra ideal. Todo depende de la pareja en cuestión, de su estilo de vida, nivel de libido compartido y expectativas sobre la intimidad sexual”, agrega la especialista.
Mujeres vs. hombres
“Los varones suelen estar preocupados por la frecuencia. Y el tema dispara, muchas veces, discusiones tensionantes en el seno de la pareja”, señala el doctor Juan Carlos Kusnetzoff en su sitio e-sexologia.com. “Generalmente, los varones sienten que no tienen una vida sexual ´como deberían´. Las mujeres, suelen opinar lo contrario”, detalla el sexólogo.
Diversos estudios aseguran que las necesidades son diferentes en ambos género, algo que no necesariamente responde a cuestiones biológicas sino socioculturales: los varones han tenido más permisos para acceder al sexo y a satisfacer su placer sexual, y las mujeres, en cambio, no se permiten tan fácilmente contactarse con su deseo. A la vez, la mujer tiene la sexualidad más asociada a lo emocional, algo que muchos varones han logrado separar (algo, a la vez, legitimado socialmente).
Cifras mundiales
La encuesta Durex de Bienestar Social, realizada a nivel internacional en 26 países, arrojó resultados que alumbran algunos rincones del tema:
* El promedio es de 103 encuentros sexuales por año.
* Hay una mínina diferencia entre la frecuencia masculina (104 al año) y la femenina (101 al año).
* El 5% de los adultos tiene sexo todos los días.
* Uno de cada cinco adultos lo hace entre 3 y 4 veces a la semana.
* La franja de edad con más relaciones es entre los 35 y los 44 años: reconocen mantener unos 112 encuentros sexuales al año.
Ahora bien: ¿las parejas deberían adaptarse a esos parámetros o deberían, por el contrario, encontrar su propio ritmo y la frecuencia ideal en función de sus ganas y posibilidades? ¿Qué es normal y bueno para cada uno, y para cada pareja?
¿Hablar de una frecuencia ideal no es meter al sexo en un terreno que lo saca de la esfera privada para meterlo en una carrera de exigencias que nada tienen que ver con el placer personal?
Sexo sin ganas, ¿sirve? ¿Está bueno adaptarse a una cantidad recomendada cuando uno no lo desea? O, desde otro lado, podemos pensar: ¿la ausencia de sexo deserotiza, disparando un círculo vicioso en el cual el sexo se aleja de nuestras vidas, privándonos del disfrute y apagándonos?

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