viernes, 5 de agosto de 2011

¿De qué depende un orgasmo?

La creencia de que la plena satisfacción sexual se logra a través del orgasmo es una de las muchas razones por las que conseguir uno nos trae de cabeza. También pensar que para sentirnos completamente realizadas tenemos que tener la experiencia de un orgasmo, sea como sea. Pero alcanzar uno dependerá casi siempre de la actitud que tengamos. Lo conseguiremos si nos mostramos desinhibidas, sin temores, relajadas y libres.
¿Se puede tener una vida sexual satisfactoria sin ellos?
Parece que si no se tienen orgasmos no somos sexualmente capaces, hábiles o activas. Esta creencia es, en gran parte, porque nuestra sociedad cree erróneamente que el orgasmo y la satisfacción sexual son la misma cosa. Pero estamos equivocados. Porque sí, la satisfacción sexual existe sin necesidad de alcanzar el orgasmo.
La satisfacción sexual depende de dos factores: uno psicológico y otro fisiológico. El psicológico viene determinado, entre otras cosas, por nuestras expectativas, nuestro estado anímico, la actitud ante la experiencia sexual (juegos, masturbación, sexo oral, coito, etc.) y por el significado que asignamos a esos juegos y a la relación o situación (libertad, confianza, vergüenza, compromiso, peligro de embarazo, etc.).
La satisfacción sexual en el plano fisiológico viene determinada por la sensación absoluta de relajación, placidez y plenitud de sensaciones que se experimentan durante una relación o masturbación.
Desde el punto de vista de los expertos sexólogos, la satisfacción sexual se logra de un modo más pleno a través de una actitud relajada, desinhibida, sin temores, libre, madura e informada. El hecho de que exista o no orgasmo no asegura o impide, respectivamente, el logro de la plena satisfacción.
Por poner un ejemplo, hay ocasiones en las que la mujer (y el hombre) alcanza el orgasmo por una breve estimulación de los genitales, y la sensación que experimenta, siendo placentera, no es comparable a la sensación de placidez, satisfacción, placer y bienestar que se logra a través de una relación sexual desinhibida, prolongada, relajada, donde se manifiesten abiertamente los deseos, donde se prolonguen hasta la saciedad las caricias, los juegos, besos, abrazos, masturbación, coito, etc. Es decir, lo que asegura la plena satisfacción no es el orgasmo sino la vivencia intensa, prolongada y amplia del placer erótico, sensual, sexual y psicológico.
Factores de los que depende alocanzarlo
1.- Tener una actitud desinhibida, despreocupada y concentrada en los estímulos placenteros. Querer disfrutar y saber que tenemos todo el derecho a hacerlo.
2.- Es importante eliminar hábitos de distracción, estar pensando en otras cosas como ¿se me verá este michelín? ¿me olerá el aliento? ¿sabré hacerlo?
3.- No obsesionarse con lograr el orgasmo. Cualquier obsesión elimina la posibilidad de percibir adecuadamente el estimulo placentero y esto conduce a la frustración.
4.- Una disposición abierta al juego, a lo lúdico, a disfrutar.
5.- La ausencia de falsas expectativas, creencias erróneas y actitudes autoexigentes. En definitiva, aprender a construir nuestro propio modelo sexual, en vez de pretender seguir otros modelos que quizá funcionan con otras personas.
6.- Una buena comunicación con nosotros mismos y con nuestra pareja. Saber qué nos gusta, saber qué deseamos en cada momento y saber transmitirlo y pedirlo.
7.- Conocer nuestro cuerpo, su funcionamiento, su capacidad de placer, sus zonas erógenas, los estímulos más eficaces, etc.


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