En el campo de la sexualidad masculina hay una pregunta más que recurrente: el tamaño, ¿importa? Más allá de los debates frívolos alrededor del tema, y de las múltiples respuestas otorgadas por el sexo opuesto, esta duda va más allá de cualquier mito o creencia popular Entremujeres | Un estudio reciente realizado por especialistas italianos demostró que cada vez son más los hombres que acuden a un médico por problemas de pene pequeño, pero que más del 80% de esas consultas no tenían ninguna razón real. Es decir, son muchos los hombres que visitan a un sexólogo o urólogo porque consideran que poseen un pene pequeño, cuando en realidad la medida de su miembro está dentro de los límites de lo que se considera “normal”.
Andrés Vázquez, del Departamento de Urología del Instituto Médico Halitus, confirma que “una preocupación reiterada, en algunas ocasiones hasta obsesiva, de muchos pacientes que concurren a la consulta es el tamaño de su pene. La mayoría de los varones que llegan al consultorio angustiados tienen una imagen distorsionada de su pene, ya que luego de examinarlos cerca del 90% tiene un tamaño normal”. Según las estadísticas, la preocupación por el tamaño se da a lo largo de varias etapas de la vida. Las comparaciones comienzan desde la niñez, y el problema se profundiza con el comienzo de la actividad sexual.
En cuanto a tamaño se refiere, los especialistas coinciden en que la diversidad complica la estandarización. En líneas generales el tamaño medio del pene en erección es de aproximadamente 15 centímetros de largo y de 12 de circunferencia. Vázquez avisa que “es importante la correcta medición del pene en erección. La medida se toma desde la base del pene apretando sobre el hueso del pubis hasta el meato uretral, la punta el pene”.
Las preocupaciones masculinas por el tamaño del pene, y las frecuentes consultas están relacionadas con un patrón social muy distorsionado. “Durante años nos han inculcado que el pene es símbolo de virilidad por excelencia. De ahí la lógica de la preocupación”, afirma Vázquez. Sin embargo, esta falsa percepción no siempre es corregida por el consejo de un médico. Muchos hombres viven a la sombra de lo que consideran un pene pequeño, lo cual genera muchos trastornos en la vida cotidiana. Los más comunes se relacionan con el comportamiento social. La inseguridad a la hora de acercarse a una mujer, el miedo al ridículo a la hora de una relación sexual (lo cual lleva directamente a evitar la situación), o el evitar exhibirse desnudos en un vestuario, que redunda hasta en dejar de practicar deportes. El propio Vázquez cuenta que “cada vez más jóvenes concurren a la consulta por este tema. Realmente es triste ver a un adolescente acomplejado por su pene no poder comportarse como el resto”.
Además de los complejos que generan estos errores de apreciación, existen trastornos ligados directamente con la sexualidad de la persona. Por ello es importantes acabar con ciertos mitos. La sexóloga Beatriz Literat explica que “un varón educado en la creencia de que la longitud o el grosor de su miembro es un elemento destacadamente importante para su sexualidad, descubre con la experiencia de que se trata de un mito sin ninguna validez”.
Se trata de aprender que la importancia de la sexualidad no está dada por el tamaño, mucho menos cuando existe un error en su apreciación. “La sexualidad no es solamente genital. Interviene todo el cuerpo, la mente y las emociones. Existen pacientes que vienen a la consulta preocupados y que por medio de un adecuado tratamiento aprenden a disfrutar mejor de su sexualidad, y de otros aspectos sociales de su vida”, cuenta Literat.
Los médicos insisten en que, para casos en los que efectivamente se está en presencia de este problema, existen varias alternativas que van desde procedimientos no invasivos, hasta cirugías. Sin embargo, todos coinciden en que la clave está en la verdadera conciencia sobre el tamaño del miembro, y en poder ver la realidad con los ojos adecuados, y no con los lentes de modelos sociales erróneos.
Consejos
1) Consultar a un urólogo o un sexólogo. Teniendo en cuenta que muchas veces la apreciación es equívoca, lo mejor es ver a un especialista para evitar confusiones que magnifiquen el problema.
2)Evitar las comparaciones. Los mitos llevan a que las percepciones se alejen de la realidad.
3) Aceptar las condiciones naturales de cada uno e intentar vivir una vida sexual plena con ellas.
4) Abrirse al diálogo: la sexualidad se da entre dos personas. Dialogar con la pareja es la mejor forma de aprender a disfrutar y compartir los momentos íntimos con plena confianza y placer.
Andrés Vázquez, del Departamento de Urología del Instituto Médico Halitus, confirma que “una preocupación reiterada, en algunas ocasiones hasta obsesiva, de muchos pacientes que concurren a la consulta es el tamaño de su pene. La mayoría de los varones que llegan al consultorio angustiados tienen una imagen distorsionada de su pene, ya que luego de examinarlos cerca del 90% tiene un tamaño normal”. Según las estadísticas, la preocupación por el tamaño se da a lo largo de varias etapas de la vida. Las comparaciones comienzan desde la niñez, y el problema se profundiza con el comienzo de la actividad sexual.
En cuanto a tamaño se refiere, los especialistas coinciden en que la diversidad complica la estandarización. En líneas generales el tamaño medio del pene en erección es de aproximadamente 15 centímetros de largo y de 12 de circunferencia. Vázquez avisa que “es importante la correcta medición del pene en erección. La medida se toma desde la base del pene apretando sobre el hueso del pubis hasta el meato uretral, la punta el pene”.
Las preocupaciones masculinas por el tamaño del pene, y las frecuentes consultas están relacionadas con un patrón social muy distorsionado. “Durante años nos han inculcado que el pene es símbolo de virilidad por excelencia. De ahí la lógica de la preocupación”, afirma Vázquez. Sin embargo, esta falsa percepción no siempre es corregida por el consejo de un médico. Muchos hombres viven a la sombra de lo que consideran un pene pequeño, lo cual genera muchos trastornos en la vida cotidiana. Los más comunes se relacionan con el comportamiento social. La inseguridad a la hora de acercarse a una mujer, el miedo al ridículo a la hora de una relación sexual (lo cual lleva directamente a evitar la situación), o el evitar exhibirse desnudos en un vestuario, que redunda hasta en dejar de practicar deportes. El propio Vázquez cuenta que “cada vez más jóvenes concurren a la consulta por este tema. Realmente es triste ver a un adolescente acomplejado por su pene no poder comportarse como el resto”.
Además de los complejos que generan estos errores de apreciación, existen trastornos ligados directamente con la sexualidad de la persona. Por ello es importantes acabar con ciertos mitos. La sexóloga Beatriz Literat explica que “un varón educado en la creencia de que la longitud o el grosor de su miembro es un elemento destacadamente importante para su sexualidad, descubre con la experiencia de que se trata de un mito sin ninguna validez”.
Se trata de aprender que la importancia de la sexualidad no está dada por el tamaño, mucho menos cuando existe un error en su apreciación. “La sexualidad no es solamente genital. Interviene todo el cuerpo, la mente y las emociones. Existen pacientes que vienen a la consulta preocupados y que por medio de un adecuado tratamiento aprenden a disfrutar mejor de su sexualidad, y de otros aspectos sociales de su vida”, cuenta Literat.
Los médicos insisten en que, para casos en los que efectivamente se está en presencia de este problema, existen varias alternativas que van desde procedimientos no invasivos, hasta cirugías. Sin embargo, todos coinciden en que la clave está en la verdadera conciencia sobre el tamaño del miembro, y en poder ver la realidad con los ojos adecuados, y no con los lentes de modelos sociales erróneos.
Consejos
1) Consultar a un urólogo o un sexólogo. Teniendo en cuenta que muchas veces la apreciación es equívoca, lo mejor es ver a un especialista para evitar confusiones que magnifiquen el problema.
2)Evitar las comparaciones. Los mitos llevan a que las percepciones se alejen de la realidad.
3) Aceptar las condiciones naturales de cada uno e intentar vivir una vida sexual plena con ellas.
4) Abrirse al diálogo: la sexualidad se da entre dos personas. Dialogar con la pareja es la mejor forma de aprender a disfrutar y compartir los momentos íntimos con plena confianza y placer.
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