Para empezar es imprescindible abordar
este como un tema inherente a los instintos y por lo tanto a las
emociones. Sin ninguna duda el sexo es algo que se necesita pero que
también, se aprende.
Es posible que aquí muchos lectores/as respiren aliviados al pensar… ¿en serio, el sexo se aprende?… si, la respuesta es un rotundo si.
Avanzamos por una fase inicial en la
que la adolescencia construye el deseo sexual en base a la pornografía y
las experiencias siempre limitadas, en compañía de los amigos o con la
compañera de clase… esta sería la primera realidad sexual de las
personas… claro que no nos olvidamos de la niñez cuando la masturbación
aparece en nuestras vidas sin ni tan siquiera saber a qué responde.
En la edad adulta y coincidiendo con
el establecimiento de una pareja consolidada, se vive generalmente una
primera fase de gran actividad y deseo que, para la gran mayoría de las
parejas, comienza a decrecer.
¿Cómo lograr la antirutina?
Resulta curioso y cuando menos
sorprendente que en el momento en el que se acerca la plenitud sexual,
ese ciclo en el que hombres y mujeres atraviesan por uno de los momentos
más dulces y plenos de la vida – entre los 35 y los 50 años- es cuando
la rutina comienza a apoderarse de sus vidas y buscan incansablemente la
satisfacción sexual perdida… primer punto ¿perdida?… no sería más
correcto decir… ¿nunca encontrada?…
La clave para lograr la plenitud
sexual radica en el compañero/a de camino que tengamos, cuanta
observación y experimento recíproco se lleve a cabo en pos de lograr la
innovación, si, si, si, en el sexo la innovación es esencial y no solo
de actos y posturas, sino la innovación interna, aquella que nos permita
ir más allá, sentir más, conectarnos más, permitirnos alimentar
nuestras fantasías y rozar los umbrales máximos de la conexión y el
placer.
Como siempre… lograr la anti rutina
no es una labor sencilla aunque es seguro que el “esfuerzo”,
“constancia” y “perseverancia” que se requieran… será mucho más
placentera.
Conviene también destacar el enorme
poder de la permisividad, la certeza que el otro disfruta con nuestro
placer y que la innovación se genera de la acción, llévenos este punto a
vincularnos con el deseo… formas de vida comunes, proyectos conjuntos y
objetivos afines, son más esenciales en las parejas que compartir las
costumbres relativas a la decoración del hogar… y su influencia en la
vida sexual es tan determinante que, únicamente logrando una relación de
pareja en la que el compañero/a sea exactamente eso; compañero, se
podrá aspirar a tener una vida sexual cuya realidad… alimente nuestras
fantasías.
Ellas y ellos, el compromiso también presente y esencial para una antirutina sexual
Las mujeres deben tomar conciencia
de su naturaleza, deben conectarse con sus instintos y ser capaces de
identificar su feminidad a través de su deseo sexual, de ésta forma
serán capaces de satisfacer los instintos de ellos que, en la cama, son
machos protectores y ancestralmente encargados de proveer… también el
placer, también los hijos… y ellos, deben entender que liberar a una
mujer, únicamente es posible si el compromiso es real y si la admiración
es conjunta.
El sexo es uno de los instintos más
poderosos del ser humano, es fundamental conectarlo con su naturaleza
animal, dejarlo fluir y disfrutarlo libremente pero para ello, es
esencial sentirse muy vinculado al compañero/a… converge en este punto
el hecho que las parejas, cuanto más tiempo pasen juntos, mayores
posibilidades tendrán de convertir su vida sexual en algo único y digno
de alimentar fantasías… como siempre… el compromiso, se sitúa en el
centro neurálgico del éxito para las personas…
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