La masturbación femenina siempre ha sido un tema tabú entre las mujeres,
al contrario que la masculina, de la que hablan sin problema, e
incluso, alardeando. ¡Fuera complejos, chicas! Aquí tienes una guía para
que disfrutes al máximo tus momentos a solas.
1. Preliminares
Al igual que cuando estás con tu chico necesitas ponerte a tono,
cuando estás tú sola, debes hacer lo mismo. Si no te gusta que él vaya
directamente a excitar tus zonas erógenas cuando no estas lo
suficientemente estimulada, tú no hagas lo mismo. Es necesario excitarte
previamente y calentar todas las partes de tu cuerpo, sin “ir
directamente al grano”.
2. Autoestimulación manual
Un buen comienzo podría ser presionar con suavidad, pero firmemente,
el monte de Venus. Esta zona es muy sensible y sentirás un escalofrío
instantáneo en cuanto lo masajees un poco. A continuación puedes poner
tu mano, semicerrada, sobre la vulva y presionar de forma intermitente.
Después se puede acariciar suavemente los labios mayores, hasta
llegar a los inferiores: no te quedes solo en la superficie, no gozarás
de la misma forma que si lo exploras todo.
Finalmente, te centrarás en estimular tu clítoris, que te esperará
más que ansioso bajo la capucha que lo cubre. Un truco: puedes tirar
ligeramente hacia arriba del vello púbico para provocar que el clítoris
abandone su escondite con mayor facilidad.
¡Déjate llevar y aplica la imaginación para tocarte como más
reconfortante te resulte! Si lubricas poco y crees que podría provocarte
cierta irritación, puedes usar lubricante para que los dedos se
deslicen con mayor facilidad.
3. Prueba posturas
Cuando mantienes relaciones con tu pareja, hay posturas sexuales que
favorecen el estímulo de tus zonas erógenas, ¿verdad? Pues lo mismo
ocurre cuando te das placer tú solita. Puedes probar varias posiciones
hasta dar con la que te resulte más placentera: boca abajo, sentada,
boca arriba… ¡Todo vale para alcanzar el clímax!
4. Algunas ayudas
A la mayoría de las mujeres le es suficiente con esto, pero si eres
de las que les cuesta llegar al orgasmo… ¡no te preocupes! Puedes
proporcionarte cierta ayuda para alcanzarlo. Además de los citados
lubricantes, puedes utilizar vibradores, bolas chinas o, incluso,
chorros de agua. ¡Prueba a tocarte en la ducha!
5. ¡Alcanza el éxtasis!
Junta tus piernas fuertemente y contrae y relaja los músculos
pubococcígeos intermitentemente. Cuando estés a punto de dejarte llevar
por el regocijo, introduce tus dedos en tu vagina y presiona el punto G
con suaves toques… ¡Te volverás loca!
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